• Contribuir a la salud del paciente hospitalizado
• Potenciar los aspectos sanos de la persona que está hospitalizada
• Generar espacios de encuentro y expresión
• Fomentar un estado anímico optimista
• Colaborar con los momentos de catarsis
• Resignificar la percepción del paciente en el ambiente hospitalario a través de recursos lúdicos
• Reducir la vulnerabilidad de los pacientes, aportando a su capacidad de resiliencia
• Lograr mayor comunicación con los familiares y el equipo médico

Los Payadoctores buscamos contribuir a la salud emocional de los pacientes..

La historia de vida, gustos, intereses y necesidades propias de cada paciente, junto al pase de sala que recibimos de los equipos médicos, son la base fundamental para definir algunos ejes de las intervenciones. Cada Payadoctor debe adaptarla tanto al medio hospitalario, como a los intereses y necesidades de los pacientes, trabajando con una dupla. Así, cada una de ellas va al encuentro con estas premisas, para construir entre todos con los elementos disponibles en ese momento y en cada situación particular.

Ser payaso, como promueve Jesús Jara, implica navegar en las emociones siendo capaz de sacar lo bueno de cada situación y asumir las dificultades con optimismo. Como así también, incorporar nuevas formas de estar y relacionarnos con el espacio, los objetos y las personas. Los Payadoctores, como buenos payasos, aportan así significativamente en la realidad intrahospitalaria de los pacientes y su entorno, favoreciendo anclajes en sentidos poéticos y de entretenimiento, dentro de una dinámica vincular y conversacional.

Nuestra labor se inició en julio del 2007, cuando un grupo de personas se formó como payaso de hospital, mediante una capacitación teórico-práctica dictada por artistas y profesionales de la salud.

De este grupo inicial, quedaron siete personas comprometidas con la actividad; y ellos fueron quienes lograron concretar el ingreso al Hospital Provincial del Centenario y al Geriátrico 3ra. Edad, para luego sumar al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez y el Hospital de Niños Víctor J. Vilela.

En 2014, fue el momento de mayor consolidación de la agrupació, después de varios procesos de desarrollo y crecimiento.

Todo aspirante a Payadoctor debe realizar un curso de formación, el cual es brindado íntegramente en la ciudad de Rosario por formadores de la organización. El único requisito es ser mayor de edad y contar con el secundario completo.

El curso es teórico-práctico. Es decir, en una misma clase, se brindan herramientas que colaboran a ir formando y creando a cada Payadoctor desde el primer momento. Es decir, desde la primera clase, cada aspirante va a trabajar su personaje, va a adquirir conocimientos que son necesarios para trabajar en el ambiente hospitalario y va a poner a jugar esos dos aspectos, lo más rígido de la teoría con lo más flexible de la práctica.

El objetivo del curso, es formar Payadoctores. Esto significa, la creación de un clown que pueda intervenir en cada uno de los efectores, adaptándose a las formas de trabajar de los hospitales, respetando las normas de bioseguridad que todo agente de salud debe cumplir.

La parte final del curso se concluye con una payantía, esto significa que los aspirantes comienzan una práctica dentro de las instituciones donde Payadoctores realiza su actividad. Lo harán acompañados por compañeros con experiencia a modo de guía.

Quienes hayan cumplimentado con todos los pasos y requisitos formales exigidos en el curso (asistencias, etc.) se reciben de Payadoctores. El acto formal de recibimiento se propone como un espacio de festejo de toda la agrupación por seguir apostando a este voluntariado, donde los nuevos Payadoctores reciben su diploma, remera oficial y P.U.P (Pasaporte Único de Payadoctor). Todo este recorrido nos habilita para brindar una terapia responsable y comprometida con nuestros pacientes, es decir, para poder contribuir con la actividad que nos convoca.